miércoles, 20 de mayo de 2009

El "Papá" de África

Ojeo El Periódico de Catalunya, del lunes 11 de mayo, y me encuentro en las páginas de opinión con un artículo firmado por José Carlos Rodríguez. En el artículo en cuestión, el autor, en tono de escándalo, afirma que “…la reciente admisión a trámite en el Congreso de los Diputados de una reprobación al Papa… …no deja de parecerme una manera sutil del paternalismo que padecemos los occidentales: pretender saber lo que es bueno para África sin molestarnos en consultar a los africanos”. Se refería, por supuesto, al pronunciamiento del Papa Benedicto XVI durante su reciente viaje a África en contra de la utilización del condón, como medida de prevención contra el SIDA en ese continente.
Como africano y sobre todo como ciudadano, no puedo menos que compartir el rechazo, no del trámite en el Congreso de los Diputados que me parece acertado, sino del paternalismo occidental en África al que se refiere el autor; un paternalismo que, como todo el mudo sabe, repercute en casi todos ámbitos de la vida africana: político, económico y cultural. De hecho, la realidad es que todavía hoy los africanos seguimos siendo, desde el punto de vista de Occidente, esos “niños grandes a los que hay que educar, tutelar, conducir por buen camino. Es el mismo argumento con el que, en su época, se pretendió justificar lo injustificable: la colonización. Muchos coinciden en señalar que la colonización fue el lodo que moldeó los barros que todavía hoy lastran la existencia de los africanos y cuyos efectos tanto beneficiaron y siguen beneficiando a Occidente.
Sin embargo, cuando en el siguiente párrafo del artículo el señor Rodríguez afirma que “…en África, la promiscuidad… …es una plaga cuya erradicación pide la respuesta más lógica y razonable: trabajar por el cambio de comportamiento”, tengo que manifestar mi más rotunda oposición ante una argumentación que no solo es igual de paternalista -¡qué fácil resulta siempre ver la paja en el ojo ajeno!-, sino que además es de una hipocresía moral intolerable. A estas alturas de la Historia, la Iglesia Católica, Apostólica y Romana todavía persiste en su cruzada criminalizadora de la animalidad connatural a nuestra especie humana. La Iglesia, en base a promesas de un futuro incierto de goce per ómnia saecula saeculórum, todavía se empeña en impedir que gocemos aquí y ahora de los dones que gratuita y generosamente nos provee la propia naturaleza. Nada de dejarse llevar por el instinto; ¡ojo con los placeres de la carne!, etc., etc.: es la doctrina, el dogma, la dictadura totalitaria, el gran pecado ancestral de “no fornicarás” de las tablas de un tal Moisés.
La abstinencia sexual que, según José Carlos Rodríguez es la única opción aceptable para defenderse del SIDA, a parte de ser una crueldad e inhumana salvajada, es sencillamente imposible en un continente que como el africano destila sensualidad y sexualidad por sus cuatro costados. Puede que esta afirmación parezca una exageración por mi parte; pero el clero católico, el más intransigente en todo lo relacionado con una sexualidad libre y liberadora, sabe perfectamente de qué hablo. En el África actual ya nadie se escandaliza que todo un cardenal, un obispo, un párroco o un simple seminarista se jacte e incluso exhiba en público a sus amantes ¡sin que mediara el sagrado vínculo del matrimonio! Y el “Papá” de Roma calla; ¿será porque otorga? ¡Menuda hipocresía!

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